A pesar de ser uno de los mayores productores y exportadores de productos acuícolas en la Unión Europea, España y la UE siguen siendo dependientes de las importaciones de pescado, alcanzando una dependencia del 67% en 2022. Gran parte de estas importaciones provienen de países como Turquía, China y Marruecos, donde los estándares de calidad y control son inferiores a los establecidos por la normativa europea. En 2023, España importó 1,573,367 toneladas de productos pesqueros por un valor de 7,815 millones de euros, destacando la necesidad de incrementar la producción acuícola local para reducir esta dependencia. La trazabilidad, el respeto medioambiental y la calidad son algunas de las ventajas de los productos acuícolas europeos frente a los importados, cuyas formas de producción y suministros son difíciles de supervisar.
El Pacto Verde Europeo y la Estrategia «De la granja a la mesa» impulsan directrices para una acuicultura más sostenible y competitiva, buscando garantizar el suministro de alimentos saludables y reducir la dependencia de las importaciones. Los productos acuícolas de la UE cumplen estrictas normativas de seguridad alimentaria, lo que asegura la calidad y trazabilidad desde el origen hasta el punto de venta. La sostenibilidad es prioritaria en la producción acuícola de España y la UE, asegurando un impacto mínimo en los ecosistemas y respetando los ciclos naturales de las especies. Esto contrasta con las prácticas menos reguladas en muchos países exportadores, resaltando la importancia de optar por productos acuícolas españoles y europeos, que no solo garantizan calidad, sino también un compromiso con la sostenibilidad y el respeto al medio ambiente.
Leer noticia completa en OK Diario.