La selección española femenina de fútbol está demostrando un notable cambio en su enfoque y madurez en el terreno de juego, reflejado en sus recientes actuaciones. En el partido contra Suiza, a pesar de las presiones y un estadio mayoritariamente suizo, España mantuvo la compostura y mostró una resiliencia destacable. La joven benjamina del equipo destacó la capacidad del grupo para no dejarse llevar por momentos difíciles, un signo claro de evolución dentro del equipo nacional. Este nuevo enfoque contrasta con actuaciones anteriores, como en los Juegos Olímpicos, donde el equipo parecía sucumbir bajo la presión y la falta de experiencia.
La madurez del equipo fue evidente en cómo manejaron el desarrollo del partido, superando momentos adversos como un penalti fallado por Mariona Caldentey al inicio. A pesar de ello, mantuvieron la calma y supieron gestionar las expectativas hasta lograr el empate y, eventualmente, la victoria. Con el contraste de actuaciones pasadas en grandes torneos, como la Eurocopa de 2022 y los Juegos Olímpicos, las jugadoras han aprendido a confiar en sus habilidades colectivas, controlando las emociones y consolidándose como una fuerza emergente en el fútbol internacional. Este cambio de mentalidad y estrategia, reflejado en comentarios de jugadoras como Cata Coll y Claudia Pina, es lo que está llevando a España a ser considerada un país campeón y competitivo en el escenario global.
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