La cumbre de la OTAN, considerada la más crucial desde la Guerra Fría, está a punto de celebrarse en La Haya en medio de intensas tensiones. El secretario general de la Alianza Atlántica, Mark Rutte, ha lanzado una propuesta que alinea plenamente con las demandas de Donald Trump: aumentar el gasto en defensa al 5% del PIB. Esta cifra supera notablemente el actual 2% en el que se encuentran muchos países, incluida España, que debería incrementar su presupuesto en defensa en unos 80,000 millones de euros anuales. La propuesta ha generado divisiones, con varios países, entre ellos España, oponiéndose firmemente a esta decisión que requiere unanimidad para ser adoptada. Las tensiones aumentan en un contexto donde Europa enfrenta desafíos de seguridad significativos, como el conflicto en Ucrania y la inestabilidad en Oriente Próximo, lo que obliga a los europeos a replantear su estrategia de defensa.
El movimiento propuesto por Rutte ha intensificado la división entre los aliados, con un bloque de países que rechaza el aumento del gasto. Este grupo, liderado por España, resalta que el enfoque debería centrarse en objetivos y capacidades concretas, no en cumplir un porcentaje arbitrario. Se plantea un modelo en el que el 3,5% del PIB se destine al gasto militar puro, dejando el 1,5% para ciberseguridad e infraestructuras. Las diferencias regionales dentro de la UE son evidentes, ya que mientras el temor a Rusia es palpable en Europa del Este, en países mediterráneos como España e Italia las preocupaciones son distintas. La respuesta de los países europeos a esta propuesta será crucial en la cumbre, a la espera de cómo se desarrollarán las conversaciones en un momento decisivo para la alianza.
Leer noticia completa en El Pais.