La Vía al Llano, que conecta Bogotá con el oriente de Colombia, enfrenta un cierre prolongado debido a un derrumbe en el kilómetro 18, ocurrido el 6 de septiembre. Este evento ha causado pérdidas millonarias para los comerciantes de la región. Aunque una vía alterna ha sido habilitada, apenas ofrece un paliativo temporal y genera largas congestiones. La concesionaria Proindesa asegura que el deslizamiento es más grave que el del kilómetro 58 en 2019. El presidente Gustavo Petro ha señalado que el contrato de concesión exime a las compañías de realizar las reparaciones necesarias, responsabilizando al Estado, que enfrenta una crisis fiscal. Petro propone un “procedimiento de emergencia” para canalizar recursos, aunque esta alternativa se ve complicada por la falta de fondos.
Mientras tanto, el gobierno busca opciones para mitigar la crisis. La ministra de Transporte, María Fernanda Rojas, informó sobre los esfuerzos para habilitar parcialmente la vía principal y destacó que, a largo plazo, se están estudiando fuentes financieras, como obras por impuestos y aportes de la concesionaria. Sin embargo, la vía alterna no es suficiente y sectores como el turismo ya registran pérdidas significativas. La concesionaria, por su parte, advierte que la remoción de escombros podría tomar meses. Además, las acusaciones sobre la responsabilidad del manejo territorial entre Proindesa y autoridades locales complican aún más la situación, con el gobernador de Cundinamarca, Jorge Rey, responsabilizando a la concesionaria por la falta de mantenimiento de las infraestructuras.
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