Los concursantes de «Gran Hermano» en la casa de Guadalix enfrentaron varias reprimendas por no seguir las reglas establecidas, incluyendo un intento de boicotear una de las pruebas semanales importantes. Este intento de manipular los resultados tenía como objetivo evitar que hubiera un ganador del «Big Bro», lo cual otorgaría el beneficio de salvar a un nominado de la eliminación. El presentador del programa, Ion Aramendi, advirtió a los participantes indicando que, al haber cometido varias infracciones, enfrentarían consecuencias. Les recalcó que las normas eran claras y debían ser cumplidas, y como medida punitiva, les asignó un escaso presupuesto de un euro por persona, limitando así sus suministros básicos.
En una prueba rápida para decidir al nuevo «Big Bro», Adrián resultó ser el ganador, sin embargo, la decisión vino acompañada de una oferta por parte de Aramendi. Las necesidades alimenticias de los concursantes fueron explotadas cuando Adrián recibió la opción de renunciar al título a cambio de dos cestas de comida para el grupo. Pese a la presión de sus compañeros, Adrián decidió priorizar su bienestar, eligiendo salvarse de la expulsión a cambio de mantenerse como el «Big Bro». Esta elección dejó a Maica, Daniela, Luis, Laura y Manu en la lista de nominados a la eliminación, mientras Adrián aseguraba su permanencia en el programa, una decisión que reflejó las tensiones y estrategias dentro de la competencia.
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