El partido entre Gimnástic y Málaga en el Nou Estadi de Tarragona, que determinó el ascenso del club andaluz a Segunda División, estuvo marcado por episodios de violencia y tensión. El árbitro Eder Mallo Fernández tuvo que detener el encuentro durante la prórroga debido a graves insultos y amenazas recibidas por parte de aficionados locales hacia el cuerpo arbitral. La situación escaló al punto de que los Mossos d’Esquadra escoltaron al equipo de árbitros al vestuario. Además, la afición del Gimnástic lanzó balones al terreno de juego para interrumpir el partido tras el gol de Dioni en el minuto 108. A pesar de las turbulencias, Málaga logró el ascenso con un gol de Antonio Cordero en el minuto 124, silenciando al público tarraconense.
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