Este martes comienza Rosh Hashaná, el Año Nuevo Judío, en un contexto de intensificación de la violencia en Oriente Próximo. El conflicto entre Irán e Israel ha alcanzado un punto crítico tras el reciente bombardeo israelí que resultó en la muerte del líder de Hizbulá, Hasan Nasralá. Irán respondió inmediatamente con un ataque masivo de misiles que fueron en su mayoría interceptados por el sistema antimisiles israelí, Cúpula de Hierro, con apoyo de Estados Unidos. La escalada ha dejado varios heridos en Tel Aviv y al menos un muerto en Jericó, avivando la tensión global mientras tanto el secretario general de la ONU, António Guterres, como líderes de países aliados, han hecho llamamientos a la contención.
El presidente de EEUU, Joe Biden, ha ratificado su apoyo a la defensa de Israel, mientras Irán advierte de más represalias si se siente amenazado. Israel, por su parte, ha prometido una contundente respuesta y su primer ministro, Benjamin Netanyahu, ha asegurado que Irán pagará por su «gran error». El temor a una escalada mayor es palpable, tanto entre los líderes mundiales como en los mercados financieros, que han reflejado una subida en los activos refugio como el oro y el dólar. La situación puede complicarse aún más con la posible involucración de milicias proiraníes en Irak, Siria y Yemen, en un escenario que ya apunta a una confrontación de mayor escala en la región.
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