El riesgo de hambruna en Gaza se intensifica a medida que los precios de los alimentos se disparan y los suministros se vuelven cada vez más escasos. Los palestinos, ya afectados por la campaña militar de Israel y una crisis humanitaria sin fin a la vista, enfrentan precios prohibitivos: tres patatas cuestan 150 shekels, en contraste con los dos shekels previos al conflicto. Dependientes de productos enlatados de la ayuda humanitaria, los ciudadanos se encuentran en una situación desesperada, con más de 495.000 personas sufriendo inseguridad alimentaria severa. La economía de Gaza, devastada por el conflicto y con una alta tasa de desempleo, podría tardar décadas en recuperarse, mientras el número de fallecidos supera los 40.500, según autoridades locales.
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