En un evento celebrado recientemente, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, dirigió un encendido discurso a un grupo numeroso de obreros y trabajadores, quienes se encontraban armados con fusiles de largo alcance. Durante esta alocución, Maduro lanzó una arenga patriótica destacando la defensa de la soberanía nacional bajo la consigna de «¡Vamos a por todo, Venezuela se respeta!». La reunión, marcada por una exhibición de fervor político y preparación militar, se produce en un contexto de aguda tensión interna, donde el gobierno busca consolidar su poder frente a presiones tanto internas como externas.
El acto, que tuvo lugar en una localización no divulgada del país, refleja la estrategia del gobierno venezolano de involucrar a sectores populares en la defensa del régimen. La presencia de armas en manos de civiles ha generado preocupación en la comunidad internacional, que observa con recelo el rumbo que toma la política de seguridad en Venezuela. Este despliegue ha sido interpretado por analistas como una medida para disuadir posibles acciones opositoras o intervenciones extranjeras, en un momento donde el ejecutivo se enfrenta a sanciones y crecientes críticas por parte de diversos gobiernos y organizaciones internacionales.
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