El Real Madrid avanzó a los cuartos de final de la Copa del Rey tras un controvertido enfrentamiento contra el Celta de Vigo en el Santiago Bernabéu. El partido estuvo marcado por la polémica arbitral, especialmente por una jugada previa al primer gol de Kylian Mbappé. El conjunto gallego reclamó un penalti a su favor por la acción del guardameta madridista Lunin sobre Swedberg, que el árbitro José Luis Munuera Montero no sancionó. Varios integrantes del Celta expresaron su descontento tras el partido, criticando la falta de intervención del VAR. «Es una pena que, con todos los árbitros y medios disponibles, sigan cometiéndose errores», declaró Marcos Alonso.
El entrenador del Celta, Claudio Giráldez, también manifestó sus quejas sobre la gestión arbitral y la funcionalidad del VAR, confesando que aún debe aprender más sobre el sistema de revisión. Por su parte, Borja Iglesias, delantero del Celta, sostuvo que la jugada parecía un claro penalti tanto en el campo como al verla en repetición. A pesar de la controversia, la atención también recayó en el desenlace del partido, donde el Celta logró igualar el marcador en la recta final, forzando una prórroga que mantuvo en vilo a los aficionados en el estadio. La crítica hacia el arbitraje destacó en un encuentro que, además de definir un pase decisivo para el Real Madrid, dejó varias interrogantes sobre el uso adecuado de la tecnología en el fútbol.
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