En la reciente Copa del Rey de baloncesto celebrada en Las Palmas de Gran Canaria, los equipos catalanes sufrieron una notable derrota, quedando todos eliminados en la primera ronda de la competición. FC Barcelona, Joventut de Badalona y Manresa, los tres representantes catalanes, no lograron avanzar, sorprendiendo especialmente la caída del Barça. El equipo azulgrana, que había conseguido entrar en la Copa del Rey por los pelos, fue derrotado por Tenerife, que logró remontar el partido en un decisivo cuarto de final. Por su parte, Joventut fue superado por Unicaja de Málaga, el segundo equipo más fuerte de la Liga Endesa después del Real Madrid. Manresa, que tenía expectativas de sorpresa tras sus victorias previas sobre equipos destacados, no pudo con el Real Madrid, incapaz de mantener el ritmo del conjunto blanco que dominó tras el segundo cuarto.
El torneo no solo dejó eliminatorias deportivas, sino también un episodio de tensión extradeportiva entre las aficiones. Los aficionados catalanes, en su intento de entonar cánticos a favor de la independencia, fueron acallados por silbidos en el Gran Canaria Arena. En particular, durante el partido del FC Barcelona, los seguidores del Tenerife lideraron los abucheos para silenciar las proclamas separatistas en un intento de separar política del deporte. Este incidente resalta cómo las cuestiones políticas continúan resonando en eventos deportivos, evidenciándose en la recepción poco amigable que la afición catalana tuvo por parte del público presente en el torneo.
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