Las arterias de Buenos Aires se convirtieron en el escenario de una intensa confrontación entre manifestantes y las fuerzas del orden, en la que se registró el mayor despliegue de represión policial desde que Javier Milei asumió la presidencia en diciembre de 2023. Lo que comenzó como una protesta pacífica de jubilados frente al Congreso argentino, respaldada por hinchas de fútbol, sindicatos y movimientos sociales, terminó con más de un centenar de detenciones y un saldo trágico cuando un fotógrafo resultó gravemente herido por un cartucho de gas lacrimógeno. La violencia se desató a las 16:30 hora local cuando un fuerte contingente policial, desplegado desde temprano, intervino para disolver a los manifestantes que demandaban una actualización de las pensiones y otras reivindicaciones sociales. La respuesta policial fue contundente: gases lacrimógenos, golpes con palos y camiones lanzaaguas llenaron las avenidas cercanas al edificio legislativo, mientras un clima de tensión se apoderaba de la ciudad.
La jornada de protesta evidenció la unidad de diversos sectores sociales en Argentina frente a las políticas de austeridad del gobierno de Milei. Hinchas de fútbol, tradicionalmente divididos por la rivalidad entre equipos, se unieron en apoyo a la causa de los jubilados, elevando cánticos críticos contra las fuerzas de seguridad. Las escenas de represión recordaron a muchos épocas pasadas de violencia estatal, como expresó un manifestante afectado por los gases lacrimógenos al señalar “esta represión ya la tuvimos muchas veces”. Hospitalizaciones y enfrentamientos se sucedieron, mientras manifestantes intentaban llegar a la Casa Rosada o eran repelidos por la policía, que incluso llevó sus motocicletas a las aceras para continuar con el operativo. En medio del caos, la imagen de un vehículo policial quemado simbolizó la desesperación y la frustración de un sector cada vez más castigado por la crisis económica y social del país.
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