Un reciente estudio, coordinado por la Universidad Nacional Pukyong de Corea del Sur y publicado en la revista BMJ Open, ha puesto en relieve los beneficios del ejercicio aeróbico acuático para personas con sobrepeso y obesidad. La investigación, que sintetiza datos de 10 ensayos clínicos realizados en países como Estados Unidos, Brasil e India, revela que tras 10 semanas o más de actividades en agua, los participantes reducen su peso en casi tres kilos y disminuyen la circunferencia de la cintura en promedio tres centímetros. Este efecto es especialmente notable entre mujeres y personas mayores de 45 años, quienes experimentan mejoras significativas en su salud al combinar disciplinas como zumba, yoga y jogging acuático tres veces por semana.
Alberto García Bataller, experto en actividad física de la Universidad Politécnica de Madrid, destaca la clave del éxito del ejercicio en agua: no solo ayuda a perder peso, sino que cuida las articulaciones y promueve la movilidad y coordinación, aspectos críticos para personas con obesidad. El entorno acuático ofrece una ventaja adicional en el gasto metabólico debido a la diferencia de temperatura entre el agua y el cuerpo, lo cual potencia el esfuerzo físico sin riesgos de lesiones. Además, el agua permite a los participantes aumentar su confianza y autoestima, ya que el medio acuático actúa como un velo que desvanece las preocupaciones estéticas, facilitando así la integración y el compromiso con la actividad física regular. El estudio sugiere continuar investigando los efectos a largo plazo de este tipo de ejercicio, invitando a una mayor profundización en su comparación con otras prácticas deportivas terrestres.
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