Después de años de retrasos, la implementación de la Ley REAL ID y su versión actualizada, conocida como la Ley de Modernización del REAL ID, finalmente ha entrado en vigor en Estados Unidos a partir del 7 de mayo de 2024. Esta medida, que exige una identificación específica para abordar vuelos nacionales, marca un punto de inflexión en el sistema de seguridad aeroportuaria del país, que llevaba dos décadas operando sin esta regulación.
La puesta en marcha del REAL ID genera un debate en torno a su efectividad en la mejora de la seguridad aérea, así como preocupaciones sobre los costes adicionales y los estrictos requisitos de documentación que impone a los ciudadanos. Aunque la Administración de Seguridad en el Transporte (TSA) asegura que el REAL ID no constituye una identificación nacional ni una base de datos federal, las dudas sobre la privacidad persisten con la creciente adopción de identificaciones digitales.
Cabe destacar que tener un REAL ID no es obligatorio para volar dentro del país. Existen alternativas, como el uso de pasaportes y tarjetas de pasaporte, que además de ahorrar un viaje al DMV, permiten viajar al extranjero. También se aceptan licencias de conducir de estados que cumplan con el REAL ID, licencias mejoradas, y tarjetas de identificación emitidas por el Departamento de Defensa, entre otras.
No obstante, quienes recurren a pasaportes extranjeros podrían enfrentarse a un mayor escrutinio durante los controles de seguridad, lo que refleja cómo el REAL ID ha alterado las percepciones sobre quién puede volar y ha intensificado las jerarquías sociales.
En cuanto a las innovaciones, varios estados han introducido licencias de conducir móviles (mDL) que alojan la identificación estatal en los teléfonos de los usuarios. Aunque esto parece una solución moderna y conveniente, las complicaciones burocráticas han entorpecido su adopción. Asimismo, Google ha presentado su propuesta de «ID Pass», un sistema que podría ampliar el acceso a identificaciones digitales, aunque genera inquietudes sobre la centralización del control de la identidad.
A medida que estas tecnologías evolucionan, el desafío sigue siendo verificar la identidad sin comprometer la privacidad de los ciudadanos. Aquellos que no deseen o no puedan obtener un REAL ID todavía pueden volar, pero deberán pasar por un proceso de verificación más riguroso en los puntos de control.
El REAL ID ofrece cierta flexibilidad, pero la tendencia hacia una mayor integración de identificaciones digitales suscita preguntas sobre la gestión de la información personal y los riesgos potenciales de centralizar datos. La verificación de identidad es un tema crítico que requiere un enfoque cuidadoso por parte de gobiernos y empresas privadas para garantizar la seguridad sin sacrificar la privacidad.