Enrique Iglesias, hijo del icónico matrimonio entre Julio Iglesias e Isabel Preysler, ha optado por una vida alejada del ojo público, en contraste con la exposición mediática de sus padres. A sus 50 años, el cantante mantiene una vida privada reservada, priorizando su familia por encima de la fama. Aunque reconocido como uno de los artistas latinos más grandes por los Premios Billboard, Iglesias siempre buscó distanciarse de la atención que sus padres generaban desde su infancia. Criado principalmente en Miami durante la ausencia de su padre, el cantante emergió sin usar la influencia de su apellido, llegando a enviar sus primeros trabajos bajo un seudónimo para mantenerse fuera de las sombras de sus progenitores.
A lo largo de los años, Enrique ha consolidado tanto su vida personal como profesional de manera independiente. Comparte su vida con Anna Kournikova, aunque la pareja mantiene gran discreción sobre su relación y familia. La misma cautela se refleja en su carrera; Iglesias ha decidido recientemente vender su catálogo musical e imagen—una transacción que sobrepasa los 100 millones de dólares—y adelantó su retiro de la composición de álbumes. Aunque sigue activo en los escenarios, su enfoque se centra en disfrutar de la paternidad. Con pocas apariciones públicas y un claro distanciamiento de los eventos familiares mediáticos, Enrique Iglesias se ha convertido en un enigma dentro de la esfera de la celebridad, priorizando su tranquilidad y privacidad por encima de la atención que podría recibir.
Leer noticia completa en El Pais.