Pakistán y Afganistán se han visto envueltos en una serie de enfrentamientos violentos en la zona fronteriza, resultando en decenas de muertes. Según el Ejército paquistaní, los choques han dejado 23 de sus soldados y más de 200 combatientes talibanes muertos, mientras que los talibanes afganos reportan 58 bajas paquistaníes y nueve de su lado. La disputa sobre quién inició la violencia ha exacerbado las tensiones, con Pakistán acusando a Afganistán de ataques «no provocados» y Kabul justificando su respuesta como represalia por los bombardeos paquistaníes en suelo afgano.
En un esfuerzo por mitigar el conflicto, Pakistán ha cerrado los cruces fronterizos clave con Afganistán y enfatiza que sus acciones intentan minimizar las bajas civiles. El ministro de Asuntos Exteriores paquistaní, Ishaq Dar, subrayó su disposición a actuar con cautela e instó al Gobierno talibán a tomar medidas contra los elementos terroristas que amenazan las relaciones bilaterales. La hostilidad se intensificó tras la toma del poder por los talibanes en Afganistán en 2021, lo que complicó aún más las relaciones, con Pakistán acusando a talibanes afganos de albergar grupos insurgentes.
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