Mientras el conflicto entre Rusia y Ucrania se reinvierte en su 40º mes, la situación se intensifica sin visos de una pronta resolución. Este viernes, un nuevo ataque ruso en Dnipropetrovsk dejó al menos cuatro muertos y 17 heridos, en un contexto donde las fuerzas rusas han arrojado más de 310 víctimas esta semana en diferentes bombardeos. El general Oleksandr Sirski, comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de Ucrania, informa que el frente ha crecido 200 kilómetros en el último año, alcanzando un total de 1.200 kilómetros, y advierte que Rusia se prepara para una guerra de desgaste prolongada, con un contingente de 695.000 soldados activos en combate y otros 52.000 en las fronteras.
El panorama de la guerra se complica aún más con las últimas declaraciones sobre el incremento de la producción de drones en Ucrania, destinada a intensificar los ataques contra bases rusas. Mientras tanto, Rusia sigue absorbiendo recursos de aliados como Corea del Norte, que ha comenzado a enviar tropas de élite y planea desplegar más personal en la región de Kursk. A pesar de los intentos de negociación auspiciados por Estados Unidos, el Kremlin ha señalado una pausa en los contactos, indicando que las expectativas de un diálogo efectivo se están enfriando, con las condiciones de Rusia para resolver el conflicto inalteradas desde su inicio.
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