Una mujer madrileña ha compartido su angustiosa experiencia con el sistema de dispositivos electrónicos destinados a controlar a maltratadores machistas, destacando las fallas que complican su efectividad. Según su testimonio, estos dispositivos, esenciales para preservar la seguridad de las víctimas, han presentado numerosos problemas técnicos que generan inseguridad en lugar de brindar protección. La mujer describe un «sinvivir» constante, viviendo con el temor de que la tecnología no funcione adecuadamente y su agresor pueda estar más cerca de lo que debería.
El relato pone de manifiesto la urgencia de mejorar estos sistemas, ya que las irregularidades técnicas no solo afectan la paz mental de las víctimas, sino que también pueden tener consecuencias mortales. Este problema resalta la necesidad de que las autoridades revisen y refuercen las medidas de control, asegurando que los dispositivos funcionen sin fallas para cumplir su propósito de mantener alejados a los agresores. Este caso ejemplifica un problema mayor que requiere atención inmediata para garantizar la seguridad de quienes dependen de estos dispositivos.
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