El régimen chavista ha bloqueado el desplazamiento del prelado hacia Isnotú, localidad donde se tenía prevista una celebración religiosa el próximo domingo. Esta acción ha sido interpretada como una estrategia del gobierno venezolano para ejercer control sobre eventos que puedan convertirse en focos de agitación social o política, especialmente en regiones con fuerte tradición religiosa. La celebración, que congrega a numerosos fieles, se ha visto afectada por esta decisión, generando descontento entre la comunidad católica de la zona.
Fuentes locales indican que esta medida podría tener repercusiones significativas en las relaciones entre el Estado y la Iglesia en Venezuela, en un momento ya tenso debido a la situación política y económica del país. Líderes religiosos han expresado su preocupación por la creciente interferencia del gobierno en asuntos eclesiásticos, señalando que tales acciones podrían intensificar las tensiones. Al no permitir el viaje del prelado, el chavismo refuerza su control sobre las actividades que podrían desafiar su autoridad o fomentar el descontento popular.
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