La ciudad de Madrid alberga un total de 451 templos no católicos, con una notable concentración en el distrito madrileño donde se localiza uno de cada cinco de estos lugares de culto. Este fenómeno refleja la creciente diversidad religiosa en la capital, impulsada por el pluralismo cultural y la creciente participación de comunidades de distintas confesiones. Entre estas, las iglesias protestantes han mostrado un crecimiento especialmente significativo, estableciéndose mayoritariamente en las zonas más humildes de la ciudad, lo que sugiere una correlación entre el nivel socioeconómico y la afiliación religiosa en estas áreas.
La distribución de estos templos en Madrid evidencia un mapa religioso dinámico, donde el fenómeno migratorio juega un papel crucial en la configuración del paisaje confesional local. Las comunidades de inmigrantes, en busca de un espacio para practicar su fe, han contribuido al desarrollo de lugares de culto variados. Esto no solo responde a una necesidad espiritual, sino también social, ya que funcionan como puntos de encuentro comunitario. Esta realidad subraya la importancia de comprender el tejido religioso como parte integral del contexto social madrileño, que continúa evolucionando en respuesta a los cambios demográficos y culturales.
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