Con la llegada del otoño, se marca un descenso en las horas de luz y la posterior adaptación al horario de invierno. Este cambio, programado para el último fin de semana de octubre, obligará a los ciudadanos a atrasar sus relojes una hora; por lo tanto, durante la madrugada del 25 al 26 de octubre, a las 03:00 horas serán las 02:00 horas. Aunque este ajuste anual es común, la confusión acerca de la operación a realizar persiste, ya que la mayoría de los dispositivos conectados a Internet lo hacen automáticamente, mientras que los relojes analógicos requieren atención manual.
La práctica del cambio horario, instaurada en la Primera Guerra Mundial, busca optimizar el uso de la luz solar y, en consecuencia, reducir el consumo eléctrico. Según estimaciones del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía, el ahorro potencial en iluminación podría alcanzar los 300 millones de euros anuales en España. Sin embargo, la controversia sobre este sistema no ha cesado. En 2018, se constituyó una comisión para evaluar la conveniencia del cambio de hora, concluyendo que no era prudente realizar alteraciones sin un consenso amplio. Así, el Real Decreto 236/2002 garantiza que esta práctica se continuará llevando a cabo hasta, al menos, 2026.
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