En los últimos días, las actividades de Donald Trump han incrementado las tensiones internacionales, tras ordenar un ataque a Irán sin la aprobación del Congreso de Estados Unidos. Esta decisión sin precedentes se suma a otras controversias en su mandato, incluyendo su apoyo a Rusia en conflictos con Ucrania y la imposición de altos aranceles a Brasil. Este último acto se ve como represalia por el juicio contra el expresidente Jair Bolsonaro. Trump, conocido por su estilo polémico y transgresor, parece utilizar el chantaje económico para influir en decisiones judiciales internacionales, lo que ha generado críticas sobre su abuso del poder presidencial.
La conexión entre Trump y Bolsonaro va más allá de sus similitudes ideológicas, ya que esta alianza se fortalece por sus intereses comunes, especialmente en desafiar las investigaciones y juicios que enfrentan. Bolsonaro está en medio de un proceso judicial con pruebas contundentes sobre sus intentos de subvertir la democracia en Brasil, siendo Alexandre de Moraes, juez de la Corte Suprema, una figura clave en la defensa contra el populismo digital extremo. Además, Elon Musk entra al escenario por sus disputas con Moraes sobre las redes sociales. A pesar de las tensiones entre Trump y Musk, ambos coinciden en un enemigo común, lo que representa una amenaza significativa para las democracias contemporáneas.
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