Los rebeldes hutíes de Yemen han denunciado recientes bombardeos en Saná y dos puertos del mar Rojo, atribuidos a una coalición entre Estados Unidos, Israel y el Reino Unido. Según la cadena Al Masirah, controlada por los insurgentes, estas acciones se centran en la central eléctrica de Hezyaz, además de los puertos de Hodeida y Ras Isa. Los informes iniciales de los medios prohutíes mencionan al menos tres heridos, mientras que imágenes del lugar muestran una columna de humo negro ascendiendo desde el distrito de Hezyaz en Saná. La región ha estado bajo control hutí desde 2014, y en este contexto, el grupo ha calificado el ataque como una «agresión» internacional.
Por su parte, Israel ha confirmado los bombardeos, justificándolos como una respuesta a los supuestos ataques previos de los hutíes contra objetivos israelíes mediante drones y misiles tierra-tierra. Las fuerzas aéreas israelíes han declarado su «derecho y obligación» de autodefenderse, marcando este incidente como el tercer ataque directo en Yemen en el último mes. Este incremento en las hostilidades se produce en un clima de tensiones regionales, con los hutíes, respaldados por Irán, afirmando su solidaridad con las milicias palestinas en Gaza. Este conflicto se enmarca dentro de un complejo entramado geopolítico que sigue escalando con cada confrontación.
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