La inflación dejó de ser una amenaza imparable para los salarios de los trabajadores, con un IPC más controlado en comparación con los últimos tres años. La secretaria confederal de Acción Sindical de CC OO, Mari Cruz Vicente, anunció un aumento salarial del 4% en 2024, lo que supone una recuperación del poder adquisitivo de los trabajadores, aunque aún queda camino por recorrer desde las pérdidas sufridas en 2021. Esta mejora se proyecta también para 2025, con expectativas de incrementos salariales de entre el 3,3% y el 4%. Sectores como la industria farmacéutica lideran con incrementos cercanos al 10%, mientras que otros, como el comercio, prevén un crecimiento alrededor del 5%. Este contexto salarial más positivo refleja un cambio hacia políticas de compensación más inclusivas y equitativas.
Las empresas están adaptando sus estrategias de remuneración variable para impulsar la equidad de género y recompensar a perfiles profesionales difíciles de encontrar. Axa ha implementado medidas para cerrar la brecha salarial de género, dividiendo equitativamente las partidas de aumento salarial. Por su parte, grandes empresas como Naturgy han simplificado sus objetivos de retribución, vinculándolos más a resultados concretos y menos a indicadores financieros complejos. La directiva europea de igualdad y transparencia retributiva, que entrará en vigor en 2026, está impulsando a las empresas a prepararse para escrutinios mayores sobre los sueldos, especialmente los de los directivos, quienes podrían seguir beneficiándose más de las políticas de largo plazo, si bien bajo un creciente control normativo.
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