En una reunión celebrada en París, la coalición de voluntarios internacionales decidió mantener las sanciones económicas impuestas a Rusia. La determinación se produce en un contexto de tensiones geopolíticas persistentes y respuestas diplomáticas encontradas. Los representantes de distintos países enfatizaron la necesidad de continuar ejerciendo presión sobre el Kremlin para lograr cambios significativos en sus políticas internacionales, particularmente en relación con sus acciones en Ucrania y otros asuntos de interés global. Los debates reflejaron un consenso sobre la eficacia de las sanciones como herramienta para fomentar el diálogo y evitar conflictos armados.
A pesar de algunas voces que abogaban por una revisión de las medidas restrictivas para facilitar un acercamiento diplomático, la mayoría de los miembros de la coalición consideraron que cualquier relajación en las sanciones podría interpretarse como una señal de debilidad y riesgo de incentivar políticas agresivas por parte de Moscú. La reunión en París concluyó con un llamado a la comunidad internacional para redoblar esfuerzos en el monitoreo de las acciones rusas, asegurando al mismo tiempo apoyo continuo a las naciones afectadas y buscando soluciones pacíficas y sostenibles a largo plazo.
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