El cifrado RSA, pilar de gran parte de la seguridad digital contemporánea, enfrenta una amenaza inminente de obsolescencia. Un estudio revolucionario de Google Quantum AI sugiere que un ordenador cuántico equipado con apenas un millón de cúbits ruidosos podría quebrar una clave RSA de 2.048 bits en menos de una semana. Esto representa una reducción drástica respecto a estimaciones previas que requerían 20 millones de cúbits, y dispara alarmas sobre la posible vulnerabilidad de datos e infraestructuras digitales.
El ataque conocido como «almacenar ahora, descifrar después» es un riesgo vigente. Actores maliciosos pueden interceptar actualmente comunicaciones cifradas para descifrarlas en el futuro, cuando dispongan de la tecnología cuántica. Este peligro no demanda que los ordenadores sean totalmente funcionales hoy, sino que apremia a una preparación urgente por parte de gobiernos, corporaciones y usuarios.
Algoritmos asimétricos, como RSA, son esenciales para autenticar usuarios y proteger datos en tránsito. Una ruptura en este sistema amenazaría directamente a plataformas financieras, comunicaciones gubernamentales y sistemas de voto electrónico, entre otros.
La transición a la criptografía post-cuántica (PQC) plantea desafíos notables. No se trata simplemente de actualizar software, sino de rediseñar sistemas profundamente integrados. Además, los algoritmos PQC actuales están en fase de estandarización y prueba, lo que añade incertidumbre al proceso.
Google y el NIST han iniciado esfuerzos preventivos, como el uso del algoritmo ML-KEM en Chrome y pruebas en Google Cloud KMS. Empresas como Cloudflare y Amazon también avanzan con planes de migración. Entre las medidas recomendadas se encuentran la auditoría de sistemas actuales, probar bibliotecas PQC y adoptar enfoques híbridos de cifrado.
Aunque no hay un riesgo inmediato de ruptura del cifrado RSA, el estudio indica una aceleración inquietante. Atacantes sofisticados podrían ya estar acumulando datos para descifrado futuro.
La pasividad frente a esta amenaza no es viable. La transición a la criptografía post-cuántica es una estrategia esencial para proteger la privacidad, la confianza digital y la resiliencia de la sociedad conectada. Con el preludio de los avances cuánticos más cercano que nunca, el reloj ya está en marcha.
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