En una reciente declaración que ha generado controversia, Elon Musk describió como «la pura verdad» a la teoría del ‘Gran Reemplazo’, la cual sostiene la existencia de un supuesto plan para sustituir a la población blanca por otras razas. Esta teoría ha sido ampliamente criticada y desacreditada por considerarse racista y no tener fundamentos sólidos. La afirmación del empresario ha provocado reacciones mixtas en las redes sociales, con algunos apoyándolo y otros expresando su desaprobación, destacando la responsabilidad que figuras públicas como Musk deberían tener al tratar temas tan sensibles y polémicos.
Las declaraciones de Musk se suman a un contexto global en el que las teorías conspirativas están en auge, alimentadas en gran medida por la desinformación y la facilidad de difusión en plataformas digitales. Expertos en temas de racismo e inmigración han reiterado que este tipo de teorías carecen de evidencia factual y advierten sobre el peligro de que mensajes de esta índole sean legitimados por personalidades influyentes. Mientras tanto, el debate sobre la libertad de expresión y la responsabilidad social de los líderes de opinión continúa, añadiendo leña a la discusión sobre cómo combatir la propagación de discursos de odio en un mundo cada vez más interconectado.
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