Elon Musk, en un movimiento inesperado desde su posición en la Casa Blanca, ha detenido los despidos planeados de cientos de empleados federales que trabajan en los programas de armas nucleares de Estados Unidos. A pesar de estar encargado de una misión gubernamental que busca reducir el gasto público mediante el recorte del personal administrativo, Musk ha decidido preservar las plazas en la planta de Pantex, en Texas, donde se realiza la delicada tarea del reensamblaje de cabezas nucleares. Este giro en los acontecimientos se da en el contexto de un ambicioso plan de modernización de armas nucleares del país, que estima inversiones de 750.000 millones de dólares e incluye el desarrollo de nuevos misiles balísticos, bombarderos y cabezas nucleares.
Mientras tanto, la administración Trump sigue firme en su política de despidos masivos en diferentes agencias federales. Con el objetivo de reducir significativamente el tamaño del Gobierno, más de 10.000 trabajadores han perdido sus empleos recientemente, afectando a agencias como el Departamento de Sanidad, el Servicio de Parques Nacionales, y la Agencia de Protección Medioambiental. Estos despidos, especialmente dirigidos a empleados en su primer año de servicio federal, se suman a las medidas para aligerar la fuerza laboral gubernamental en un 4%. Las reestructuraciones han alcanzado también a otros departamentos clave, como el de Veteranos y el Servicio Forestal, lo que refleja una tendencia hacia la disminución de la plantilla federal bajo la directriz del presidente Trump.
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