Elon Musk está intensificando su compromiso con la inteligencia artificial mediante la construcción de una infraestructura propia. Esto sucede en un contexto donde la demanda global de unidades de procesamiento gráfico (GPUs) se encuentra en alza. Mientras empresas como OpenAI y Anthropic confían en gigantes como Microsoft y Google, xAI, la empresa de IA del también CEO de Tesla y SpaceX, aspira a asegurar 12.000 millones de dólares para adquirir decenas de miles de nuevas GPUs de NVIDIA, como ha informado The Wall Street Journal.
Esta iniciativa se añade a los 10.000 millones de dólares recientemente recaudados a través de la emisión de acciones y deuda. La intención es fortalecer su infraestructura computacional y avanzar en el desarrollo de modelos propios de IA, en un momento crítico de la carrera por la supremacía en la inteligencia artificial generativa.
Valor Equity Partners, conocida por su estrecha relación con Musk, lidera las negociaciones con prestamistas potenciales. La meta es alquilar una gran cantidad de chips H100 de NVIDIA, mientras se construyen centros de datos exclusivos para xAI.
La estrategia de Musk no es solo tecnológica, sino también estratégica. Ha subrayado la importancia de la autosuficiencia computacional, evitando depender de terceros para el crecimiento de sus capacidades de IA. Un ejemplo de esto es el superordenador Colossus, que ya opera con 200.000 GPUs NVIDIA H100, utilizando turbinas de gas metano y una infraestructura eléctrica propia que podría consumir hasta 150 MW.
La instalación de esta infraestructura, comparable a las mayores del mundo, se ha llevado a cabo rápidamente. Según NVIDIA, los primeros 100.000 chips se instalaron en solo 122 días, y la expansión a 200.000 se completó en menos de tres meses. Jensen Huang, CEO de NVIDIA, describió el ritmo de instalación como «superhumano».
Sin embargo, esta estrategia se enfrenta a un mercado de chips saturado. NVIDIA lidera el mercado de aceleradores para IA, con gran parte de su producción ya comprometida para clientes como Amazon y Meta. Además, la demanda por las nuevas GPUs Blackwell, sucesoras de las H100, también está aumentando.
El desafío no solo radica en fabricar suficientes chips, sino en garantizar electricidad, refrigeración y espacio para albergarlos. Algunas empresas, como Meta y Google, ya planean incorporar reactores nucleares modulares para satisfacer sus necesidades energéticas en el futuro.
A nivel financiero, el riesgo es considerable. Aunque el mercado de la IA está en auge, el volumen de inversión necesario para mantener el liderazgo, junto a los plazos de amortización y la presión regulatoria, plantea preguntas. Aun así, Musk sigue adelante: SpaceX ha transferido ya 2.000 millones de dólares a xAI dentro de su estrategia interempresarial.
El proyecto de xAI no es únicamente una iniciativa empresarial, sino también una declaración geoestratégica. En plena competencia tecnológica con China, esta decisión de construir centros de datos propios y gestionar el suministro eléctrico coloca a Musk en una posición única, buscando controlar toda la cadena de valor.
El resto del mundo observa con atención. Si NVIDIA consigue aumentar la producción y xAI despliega su infraestructura a tiempo, el ecosistema de la inteligencia artificial podría transformarse profundamente. Sin embargo, si esta ambición resulta excesiva, podría afectar aún más a un sector ya exigido al máximo de su capacidad.
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