España lidera a nivel mundial en obtener el distintivo de Bandera Azul, con 590 playas reconocidas por cumplir con estrictos estándares de calidad ambiental, seguridad, accesibilidad y servicios al usuario. Esta distinción, que comenzó en Francia en 1985 con el respaldo de la Fundación para la Educación Ambiental y la Comisión Europea, se ha extendido a 49 países y se centra en la sostenibilidad costera. Regiones españolas como la Comunidad Valenciana, Galicia y Cataluña destacan por su compromiso con estas normativas internacionales y contribuyen significativamente al liderazgo del país.
Para optar a la Bandera Azul, una playa debe informar detalladamente al público sobre la calidad del agua, los ecosistemas locales, y realizar al menos cinco actividades educativas anuales. Además, se requiere que el agua sea calificada como «excelente» en análisis regulares, y que se garantice una gestión ambiental rigurosa a cargo de un Comité de Gestión. Es esencial también contar con servicios de emergencia bien preparados, instalaciones accesibles para personas con movilidad reducida y una clara demarcación de áreas para diferentes actividades acuáticas. Estos requisitos se dividen en criterios imperativos, guía y específicos por región, con el fin de cubrir las necesidades locales y garantizar un entorno seguro y ecológicamente responsable.
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