El pasado viernes, los accionistas del Grupo Elektra dieron luz verde a la salida de la compañía de la Bolsa Mexicana de Valores, en una decisión que pone fin a meses de turbulencias en el parqué. La firma, liderada por el magnate Ricardo Salinas Pliego, anunció su privatización tras haber experimentado una caída significativa en el valor de sus acciones y una suspensión de cuatro meses en la bolsa. Elektra había anticipado su intención de retirarse del mercado de valores y afirmó contar con el respaldo del 95% de sus accionistas para llevar a cabo esta medida. Como parte de este proceso, la compañía nombró a un nuevo Consejo de Administración, con Pedro Padilla Longoria como nuevo presidente y Gabriel Alfonso Roqueñí Rello como director general, cuya misión será reforzar las capacidades digitales y financieras del grupo.
El delicado camino hacia la privatización de Elektra se vio acelerado por un polémico episodio en diciembre, cuando tras apenas reanudar su cotización, las acciones de la compañía se desplomaron un 70%, resultando en una pérdida de capitalización bursátil de más de 7.000 millones de dólares. La crisis se desató después de que Elektra fuera suspendida en julio debido a sospechas de fraude por parte de sus depositarios, un episodio que estuvo bajo la lupa de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores. Este desenlace subraya los desafíos enfrentados por Salinas Pliego, cuya fortuna, valorada en unos 10.500 millones de dólares, se sustenta en gran medida en Grupo Salinas con Elektra y TV Azteca como protagonistas. Además, el empresario mantiene una disputa con el fisco mexicano por un adeudo fiscal considerable, a pesar de esto, continuará ocupando el cargo de presidente honorario del Consejo de Administración de Elektra.
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