El club de fútbol Vitesse, de Arnhem, ha perdido su licencia profesional tras un fallo judicial que apoyó la decisión de la Real Asociación Neerlandesa de Fútbol (KNVB) de revocarla. El tribunal de Utrecht determinó que la KNVB había actuado correctamente al sancionar al club por infracciones previas relacionadas con el sistema de permisos deportivos. Aunque el club planea apelar, deberá participar en competiciones de fútbol amateur por el momento. La noticia ha generado una profunda desilusión entre los miembros del club y sus inversores, quienes se preparan para un arduo camino de regreso a la primera división, lo que podría tomar al menos dos temporadas. La situación también impacta al propietario del estadio Gelredome, enfrentando pérdidas significativas debido a limitaciones en eventos y conciertos.
El Comité de Apelación de la KNVB había rechazado previamente un recurso del Vitesse, señalando prácticas engañosas y falta de transparencia. El fallo ha sido un duro golpe para los aficionados y la comunidad de Arnhem, quienes ven la pérdida de la licencia como una tragedia para la ciudad. Las raíces del problema, según análisis recientes, se remontan a 2010, cuando el club fue adquirido por inversores extranjeros, entre ellos el oligarca ruso Roman Abramovich, lo que llevó a una serie de problemas financieros y sanciones que afectaron al club. A pesar de los intentos de venta y la promesa de un consorcio neerlandés para estabilizar la situación, la falta de confianza en la gestión del club parece haber sellado su destino actual.
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