En Ámsterdam, la música de Gustav Mahler ha sido siempre un tema de gran importancia cultural, considerado casi un asunto de Estado. Esto se remonta a 1903, cuando el propio compositor llamó a la ciudad holandesa su «segunda patria». El célebre director Willem Mengelberg fue clave en esta conexión, albergando a Mahler durante sus visitas y fomentando su obra. En 1920, tras la muerte de Mahler, Mengelberg organizó el primer Festival Mahler en el Concertgebouw, un evento único en su tipo en ese momento. El festival atrajo a prominentes figuras de la música y la cultura, lo que llevó a que Ámsterdam fuera considerada el «Bayreuth de Mahler». Este evento se destacó por su simbolismo y devoción a la música de Mahler, mientras que en el resto de Europa su obra caía en el olvido.
El legado de Mahler en Ámsterdam ha perdurado, con festivales posteriores ampliando su alcance. En 1995, el segundo Festival Mahler incluyó a notables orquestas y directores como Bernard Haitink y Claudio Abbado. Aunque la edición de 2020 fue cancelada debido a la pandemia, la tenacidad de los organizadores finalmente permitió su celebración ahora, reuniendo a melómanos de todo el mundo en una experiencia tanto íntima como comunitaria. Durante el evento actual, han destacado figuras como Jaap van Zweden y Klaus Mäkelä, demostrando la fusión de tradición y modernidad en este homenaje. Este festival no solo revive el legado musical de Mahler sino que también reafirma la estrecha relación de Ámsterdam con el compositor, consolidando su estatus como epicentro mahleriano.
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