La Conferencia Episcopal Italiana ha introducido nuevas directrices en la formación de futuros sacerdotes, en las que se establece que los directores de seminarios deben tener en cuenta la orientación sexual de los candidatos al sacerdocio, considerándola como un aspecto integral de su personalidad. Esta medida busca tener una perspectiva más completa del individuo, en concordancia con el compromiso de celibato exigido por la Iglesia Católica. En este contexto, las directrices subrayan que todos los candidatos, independientemente de su orientación sexual, deben adherirse estrictamente a este voto de celibato, que es un requisito fundamental para el sacerdocio.
Las nuevas normas indican un intento por parte de la Iglesia de equilibrar el reconocimiento de las diversas dimensiones de la identidad personal con los principios tradicionales del sacerdocio. Aunque el enfoque en la orientación sexual como parte de la personalidad podría considerarse progresista, el hincapié sigue estando en el cumplimiento del celibato clerical. Este enfoque refleja una intención de la Iglesia de ofrecer una formación que esté en sintonía con las realidades personales de los candidatos, mientras se mantiene firme en los preceptos religiosos que han definido históricamente la vocación sacerdotal.
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