El Papa Francisco ha sido sepultado en la Basílica de Santa María la Mayor en Roma, cumpliendo así con su deseo de descansar junto a otros siete papas en este templo mariano. La ceremonia de entierro, de carácter privado, tuvo lugar tras una multitudinaria misa exequial en el Vaticano el 26 de abril. Asistieron cardenales, obispos y un grupo de personas excluidas socialmente, como pobres y migrantes, quienes llevaban rosas blancas como símbolo de homenaje. Este humilde adiós contrasta con la solemnidad del funeral que congregó a líderes mundiales y miles de fieles.
Francisco, devoto de la virgen de Santa María la Mayor, optó por ser enterrado aquí en lugar del Vaticano, convirtiéndose en el primer pontífice en 120 años en reposar fuera del estado pontificio. La tumba está marcada por una lápida de mármol de Liguria, hogar de sus ancestros italianos. El entierro fue presidido por el Cardenal Camerlengo, Kevin Farrell, y la tumba estará abierta al público desde el 27 de abril. Francisco había expresado su devoción por esta basílica, siendo un lugar que visitaba frecuentemente para la meditación, especialmente antes y después de sus viajes apostólicos.
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