La correcta gestión del tiempo de trabajo se ha convertido en una prioridad para las empresas, tanto por exigencias normativas como por la necesidad de crear entornos laborales más saludables y sostenibles. En este escenario, el Tribunal Supremo ha emitido recientemente una sentencia que autoriza el uso del plus de asistencia como incentivo empresarial, siempre que no conlleve discriminación por razón de género.
Este aval judicial supone un paso significativo en la regulación del tiempo de trabajo, al permitir que las empresas fomenten la presencia efectiva en el puesto laboral mediante una retribución adicional, siempre que esta medida no afecte de forma negativa a determinados colectivos.
La resolución llega en un momento crítico, con los últimos informes reflejando un incremento del 6 % en el absentismo laboral respecto al trimestre anterior. Actualmente, la media diaria de personas que no acuden a su trabajo se sitúa en 1.463.544 trabajadores. Un dato que preocupa, especialmente si se tiene en cuenta que muchos de estos casos están vinculados a problemas de salud mental derivados del entorno laboral.
Según datos de la Asociación de Mutuas de Accidentes de Trabajo (AMAT), los trastornos psicológicos relacionados con el trabajo se han duplicado en los últimos diez años, siendo el síndrome de burnout uno de los más frecuentes. Este trastorno, reconocido por la Organización Mundial de la Salud (OMS), está directamente asociado al estrés laboral crónico y se manifiesta en forma de agotamiento, desapego emocional y bajo rendimiento.
Déficit en el control horario y falta de desconexión
La implementación del registro horario obligatorio sigue siendo deficiente en muchas organizaciones, a pesar de su exigencia legal. Una encuesta elaborada por la empresa especializada Protime revela que seis de cada diez empleados realizan horas extra de forma habitual, aunque solo el 5 % de estas horas quedan reflejadas en los registros oficiales. Esta diferencia pone en evidencia una falta de rigor en el control del tiempo laboral que impide aplicar políticas de compensación adecuadas y reduce la transparencia en la jornada laboral real.
Frente a esta situación, expertos señalan que la flexibilidad horaria puede ser una solución eficaz para combatir el agotamiento y mejorar el bienestar de los trabajadores. Medidas como el teletrabajo, las jornadas intensivas o los horarios adaptados permiten un mayor equilibrio entre vida personal y profesional, lo que repercute positivamente en la salud y la productividad.
Por otro lado, la desconexión digital sigue siendo uno de los grandes retos. Solo el 38 % de los empleados considera que su empresa respeta este derecho. La ausencia de límites claros sobre el uso de dispositivos y comunicaciones fuera del horario laboral incrementa los niveles de estrés y dificulta la conciliación.
En definitiva, la sentencia del Supremo, junto con los datos actuales sobre absentismo y salud mental, subraya la necesidad de que las empresas no solo cumplan con las obligaciones legales, sino que desarrollen entornos de trabajo más humanos, transparentes y centrados en el bienestar de las personas.