La Corte Suprema de Brasil ha decidido reforzar las medidas cautelares contra el expresidente Jair Bolsonaro, obligándolo a usar una tobillera electrónica y restringiendo su capacidad de comunicación y movimiento. Esta medida se anunció tras acusaciones de que Bolsonaro habría incurrido en «obstrucción de justicia» al instigar a un gobierno extranjero, en este caso, el de Estados Unidos, a interferir en un juicio por intento de golpe. La decisión de la corte se tomó a pesar de la presión del presidente Donald Trump, quien amenazó con imponer aranceles del 50% a los productos brasileños si se continuaba con lo que él considera una «caza de brujas» en contra de Bolsonaro.
La situación se enreda aún más con la implicación del diputado Eduardo Bolsonaro, quien ha estado en Estados Unidos y ha mantenido contactos políticos allí. Este intento de su hijo por influir en la justicia brasileña ha sido etiquetado como un «intento ostensible» de someter el funcionamiento de la corte al país norteamericano. Por su parte, el actual presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, ha calificado de «chantaje inaceptable» la presión ejercida desde Washington, enfatizando la independencia del poder judicial brasileño y criticando la traición de algunos políticos locales que apoyan a Bolsonaro.
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