El Tribunal Supremo de Estados Unidos ha recurrido a la antigua Ley de Enemigos Extranjeros, una medida legislativa del siglo XVIII que históricamente solo se ha aplicado en contextos de guerra. Esta ley permite al presidente tomar medidas extraordinarias contra ciudadanos extranjeros durante conflictos armados. La decisión del máximo tribunal surge en un clima de crecientes tensiones internacionales y refleja un enfoque legal que no se utilizaba desde conflictos bélicos previos, generando un intenso debate sobre la aplicación de leyes añejas en la actualidad y sus implicaciones para las libertades civiles y las relaciones diplomáticas.
El uso de esta legislación ha despertado polémica entre defensores de los derechos civiles y expertos legales, quienes advierten sobre los riesgos de recurrir a normas obsoletas para manejar asuntos contemporáneos. Críticos sostienen que la aplicación de esta ley puede establecer precedentes peligrosos, erosionando principios fundamentales de debido proceso y aumentando la vigilancia gubernamental sobre individuos extranjeros sin las salvaguardias adecuadas. En el contexto global actual, donde las corrientes políticas y sociales se encuentran altamente polarizadas, esta maniobra del Tribunal Supremo podría influir en la postura de Estados Unidos frente a las dinámicas internacionales y sus relaciones bilaterales en el futuro próximo.
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