Hace 45 años, Jorge, un joven que disfrutaba de una velada en el cine junto a su novia, se convirtió en víctima de un brutal ataque que dejó una cicatriz imborrable en la historia reciente. A la salida de un cine en Madrid, fue interceptado por un grupo de extremistas que, al observar una letra A en su solapa, decidieron agredirlo violentamente. Este símbolo, que aparentemente despertó la ira de los atacantes, derivó en una tragedia que culminó con el asesinato de Jorge. El autor del homicidio, identificado rápidamente por las autoridades, logró eludir la justicia tras huir del país, dejando a su paso una estela de frustración y pesar en las calles de la capital española.
Este crimen, aún impune, ha evocado en las décadas posteriores un sentimiento de injusticia entre los familiares y amigos de Jorge, así como entre movimientos sociales que han exigido insistentemente que se haga justicia. Cada aniversario del asesinato renueva la memoria de aquel funesto acto de violencia, mientras se reflexiona sobre la inacción en la persecución del responsable. Diversas asociaciones han mantenido viva la denuncia, recordando que, aunque el tiempo transcurra, no se debe permitir que semejantes actos queden olvidados. A pesar de los reiterados llamados a reabrir el caso, los años han pasado sin que se logre un cierre para este doloroso capítulo de impunidad que aún persiste en el panorama judicial español.
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