Estados Unidos comienza el año 2025 con dos incidentes graves que han desatado una fuerte preocupación en el país. El más letal de estos eventos ocurrió en Nueva Orleans, donde un atropello masivo dejó al menos 15 muertos, marcando el ataque de este tipo más mortífero en la historia reciente del país. Las autoridades han identificado al autor como Shamsud-Din Jabbar, un veterano del ejército estadounidense, quien llevaba una bandera del Estado Islámico (ISIS) en la camioneta utilizada para embestir a la multitud. La investigación está en curso con la participación del FBI, que revisa posibles conexiones con el terrorismo islamista. Al otro lado del país, en Las Vegas, un Tesla Cybertruck explotó frente al Trump International Hotel, causando la muerte de una persona y varias heridas leves. Aunque ambos incidentes implican vehículos alquilados de la misma plataforma, Turo, aún no se ha establecido una conexión clara entre ellos.
El presidente Joe Biden, desde Camp David, insistió en que la investigación de estos sucesos está en una etapa preliminar y que no se deben sacar conclusiones apresuradas. La comunidad de inteligencia sigue indagando la posible relación entre estos hechos, en un contexto donde el presidente electo Donald Trump está próximo a asumir su segundo mandato. La explosión en Las Vegas, que resultó de fuegos artificiales o de una bomba en el maletero del Cybertruck, ha sido descartada por Elon Musk como un daño del vehículo en sí, haciendo hincapié en su resistencia estructural. Mientras las autoridades continúan el análisis de ambos casos como posibles actos de terrorismo, la distinción en gravedad y características entre los incidentes resalta un periodo de incertidumbre y de transición política compleja en Estados Unidos. Ambos sucesos son significativos, especialmente si se demuestra que forman parte de un acto terrorista más amplio, lo que subrayaría los desafíos que el país enfrenta en términos de seguridad interna.
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