En los últimos días, la figura de Javi Poves, exfutbolista profesional, ha suscitado un debate más allá del deporte, al defender su desacreditada creencia sobre la planitud de la Tierra durante una entrevista en la emisora COPE. Lejos de ser una anécdota inofensiva, su aparición en medios ha dejado de ser simplemente entretenimiento y plantea serias reflexiones sobre la responsabilidad mediática. En un mundo donde las teorías conspirativas encuentran terreno fértil, el tratamiento de tales creencias en plataformas de amplio alcance se convierte en un asunto de consecuencias potencialmente preocupantes. La participación de Poves en programas televisivos provoca cuestionamientos sobre el papel de los medios en la promoción de figuras que podrían fomentar discursos anticientíficos y extremistas.
El tratamiento mediático de personajes como Poves refleja una tendencia alarmante en la comunicación pública, donde las audiencias, en busca de espectáculo, pueden inadvertidamente dar cabida a discursos peligrosos. Este fenómeno podría tener implicaciones graves, como alimentar movimientos con inclinaciones extremistas que amenazan la estabilidad de las democracias modernas. El humor fácil que genera la exposición de tales personajes no debería distraer de los riesgos de que estos discursos marginales ganen legitimación y seguidores, quienes podrían llevar tales ideologías más allá del ámbito del entretenimiento, hasta influir en las decisiones políticas y en las narrativas que dominan el discurso público.
Leer noticia completa en El Pais.