El comportamiento cada vez más autoritario e impopular de Elon Musk, quien ha tomado un papel protagonista en el gobierno de Donald Trump, ha generado una ola de protestas en Estados Unidos y una caída en las ventas de Tesla en Europa. Las acciones de la empresa cayeron más del 8% en el mercado bursátil, pasando a valer menos de un billón de dólares por primera vez en meses. La controversia en torno a Musk ha crecido debido a sus amenazas de despido a millones de empleados federales y su apoyo a políticas que desmontan restricciones sobre emisiones contaminantes. Esto ha provocado no solo una caída en la popularidad de Musk entre el público, sino también manifestaciones de rechazo en concesionarios de Tesla en ambos lados del Atlántico.
En Europa, las ventas de Tesla se desplomaron un 45% en el último mes, mientras que la creciente competencia de fabricantes como la china BYD ha dejado a la automotriz estadounidense en una posición desfavorable. A pesar del malestar generado, Musk sigue apostando a un futuro prominente para Tesla, impulsado por el desarrollo de humanoides y coches autónomos, los cuales, según afirma, llevarán a la empresa a ser la más valiosa del mundo. Sin embargo, las ambiciones del magnate se ven empañadas por el creciente repudio a su papel político y la percepción negativa que tiene entre el público, especialmente en Europa, donde un gran porcentaje de los encuestados ha manifestado su desaprobación a sus recientes intervenciones. Esto plantea una disyuntiva sobre el futuro de Tesla y el impacto que tendrá la gestión de Musk en la empresa.
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