El pasado marzo, Madrid vivió un episodio histórico de lluvias, convirtiéndose en el mes más lluvioso jamás registrado en la ciudad. En la estación del Retiro se acumularon 237 litros por metro cuadrado, superando el récord anterior de 198 litros por metro cuadrado en noviembre de 1997. Estas cifras han resaltado la relevancia de los tanques de tormentas de la capital, fundamentales para mitigar los efectos de las intensas precipitaciones.
El delegado de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad, Borja Carabante, junto con el concejal delegado de Limpieza y Zonas Verdes, José Antonio Martínez Páramo, visitaron el tanque de tormentas de Arroyofresno para informar sobre el funcionamiento de estas cruciales infraestructuras. Los tanques de tormentas, distribuidos en 38 puntos de la ciudad, almacenan el exceso de agua cuando las lluvias sobrepasan la capacidad de las depuradoras y el alcantarillado.
Carabante enfatizó que estos tanques no solo evitan vertidos directos al río sino que también reducen la contaminación residual. Durante la visita, se demostró cómo los sistemas de filtrado impiden que toneladas de residuos, como botellas y toallitas, lleguen al río, mejorando la calidad del agua y minimizando los riesgos de crecidas en el Manzanares.
Madrid ha construido cuatro grandes tanques en puntos estratégicos y 34 menores, sumando una capacidad de 1.410.100 metros cúbicos. El tanque de Arroyofresno y el de Butarque son de los más grandes de Europa, con 400.000 metros cúbicos cada uno. En los tres primeros meses de 2025, estos tanques almacenaron un total de 2.748.594 litros, un 48,7% más que la media de los últimos seis años.
Durante marzo, los tanques operaron al máximo de su capacidad y, una vez cesadas las lluvias, comenzaron a vaciarse según las condiciones climatológicas y la capacidad de las depuradoras. El agua regenerada se destinará al riego de zonas verdes y la limpieza de las calles.
El tanque de Arroyofresno, situado en el Club de Campo Villa de Madrid, es un gigante subterráneo con capacidad para 400.000 metros cúbicos. Su operación incluye complejos sistemas de bombeo y limpieza automática, utilizando agua reciclada de la estación de regeneración de aguas residuales de Viveros.
Estos 38 tanques son un bastión contra las inundaciones y la contaminación en una ciudad que, cada vez más, debe adaptarse a los caprichos del clima.