Jair Bolsonaro se encuentra bajo arresto domiciliario en Brasilia, tras la orden del juez del Tribunal Supremo, Alexandre de Moraes, en el marco de una investigación por un supuesto intento de golpe de Estado contra el presidente Luiz Inácio Lula da Silva. El fallo se produjo después de que se detectara que Bolsonaro incumplió una medida cautelar anterior que le prohibía realizar publicaciones en redes sociales, al continuar involucrándose en actividades que intentaban coaccionar al Supremo Tribunal Federal. El expresidente, quien ya había sido obligado a usar una tobillera electrónica, ahora enfrenta restricciones más estrictas, como la prohibición de recibir visitas, con excepción de sus abogados, y de usar el teléfono móvil.
El caso de Bolsonaro ha tenido repercusiones internacionales, especialmente en las relaciones de Brasil con Estados Unidos. Donald Trump, un aliado del exmandatario, impuso aranceles del 50% a bienes brasileños, denunciando lo que califica de “caza de brujas”. Esta medida ha fortalecido políticamente a Lula, quien ha capitalizado el sentimiento nacionalista en Brasil. A pesar de las tensiones, Trump se mostró abierto a negociar una reducción de aranceles, aunque hasta ahora no se ha producido ningún diálogo formal. El arresto domiciliario de Bolsonaro complica aún más el panorama político, influyendo en la dinámica interna y externa del país sudamericano.
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