Fernando Collor de Mello, expresidente de Brasil entre 1990 y 1992, ingresará de inmediato en prisión tras la orden de un juez de la Corte Suprema brasileña. Collor fue condenado a ocho años y diez meses de cárcel por delitos de corrupción y blanqueo de dinero, ligados a su implicación en el caso de corrupción masivo conocido como Operación Lava Jato, que afectó a la petrolera estatal Petrobras. El magistrado Alexandre De Moraes rechazó el último recurso del también exsenador, poniendo fin a una serie de apelaciones por parte de Collor, quien había estado combatiendo su condena dictada en mayo pasado. A pesar de su insistencia en su inocencia, el caso iniciado en 2015 reveló sobornos de hasta 30 millones de reales, utilizados para asegurar contratos ventajosos para la empresa DVBR con una subsidiaria de Petrobras.
El escándalo no es el primer tropiezo en la carrera política de Collor, quien sobrevivió a un proceso histórico de impeachment que lo apartó del poder presidencial bajo acusaciones de corrupción y fraude financiero, impulsadas por la presión del Movimiento de los Caras Pintadas. Tras un período de inhabilitación, Collor regresó al escenario político en 2007 como senador por Alagoas, consolidando su influencia en su estado natal. Sin embargo, las recientes sentencias marcan un nuevo capítulo en su historia política, manchado nuevamente por la corrupción. Durante una inspección relacionada con las investigaciones, las autoridades requisaron en su mansión en Brasilia lujosos vehículos como un Porsche, un Ferrari y un Lamborghini, que señalaron como símbolos de los excesos obtenidos a costa del erario público.
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