Estudios recientes han revelado una intrincada conexión entre el sistema cardiovascular y la audición, sugiriendo que los problemas circulatorios pueden impactar tanto el corazón como el oído interno. Investigaciones de la Universidad Médica del Sur de Guangzhou han indicado que la pérdida de audición podría ser un síntoma precoz de riesgo cardiovascular, destacando la importancia de realizar revisiones auditivas anuales para la detección de enfermedades del corazón. Se ha encontrado que más de la mitad de las personas con deficiencia auditiva son propensas a desarrollar patologías cardíacas, sugiriendo que el llamado «síntoma del silencio» puede alertar sobre problemas vasculares serios que podrían derivar en infartos.
Los expertos abogan por la normalización de exámenes auditivos como parte de un enfoque preventivo en la salud cardiovascular. La colaboración entre otorrinos y cardiólogos podría ser crucial para abordar esta interrelación, ya que la pérdida auditiva puede reflejar el estado general de la salud vascular. Además, se ha observado que las dificultades auditivas no solo deterioran la calidad de vida y las relaciones sociales, sino que también pueden incitar al estrés y la inflamación en el organismo, acelerando así el deterioro cardíaco. Este vínculo entre los sentidos y la salud cardiovascular destaca la necesidad de un enfoque transdisciplinario en la medicina preventiva.
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