Loterías y Apuestas del Estado se ha consolidado como uno de los pilares más robustos en el entramado económico del país, destacando no solo por ser una empresa estatal con control absoluto del Estado, sino también por su impresionante rentabilidad que la sitúa a la par, o incluso por encima, de gigantes del sector privado presentes en el Ibex-35.
El cierre del ejercicio fiscal de 2023 reafirma esta posición, con ingresos registrados en 9.957 millones de euros, un incremento del 2,67% respecto al año anterior y la mayor cifra de toda su historia. Un beneficio neto de 2.188 millones de euros se traduce directamente en un aporte significativo a las arcas del Estado, destinados a la Dirección General del Patrimonio del Estado. Este récord de beneficios refleja una completa recuperación tras la caída provocada por la pandemia de la Covid-19.
El éxito financiero de Loterías no es coyuntural, y su modalidad de negocio como monopolio en los sorteos diarios, prácticamente sin competencia salvo por Cruz Roja y la Once, fortalece su posición. En comparación, la facturación del ente supera a la de El Corte Inglés o Seat, y el beneficio obtenido dobla al de Mercadona.
En el marco de los sorteos, la emblemática Lotería de Navidad en 2023 ofreció 172 millones de décimos a 20 euros cada uno, con una recaudación potencial de 3.440 millones de euros. No obstante, se reparte un 75% de esta suma, equivalente a 2.590 millones de euros. Esto posiciona al sorteo navideño como uno de los menos generosos en términos de premios, al compararse con márgenes de casas de apuestas, bingos y máquinas tragamonedas.
Por otra parte, el Ministerio de Hacienda emerge como el gran beneficiado anualmente gracias al impuesto sobre premios. Desde la implementación de la Ley 16/2012 por el ministro Cristóbal Montoro, se grava un 20% a los premios superiores a 2.500 euros, umbral que posteriormente se elevó a 40.000 euros. Según el Sindicato de Técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha), en 2022, Hacienda recaudó 163,8 millones de euros por este concepto, recibiendo considerables sumas del primer, segundo, y tercer premios.
Este fenómeno acentúa una realidad: el ciudadano promedio invierte una cantidad en la Lotería de Navidad, de la cual solo recupera un porcentaje si resulta premiado, y está sujeto además a un impuesto sobre esos premios mayores, haciendo que al final, Hacienda siempre salga ganando.
Fuente: Gestha