España se enfrenta a un reto económico significativo en los próximos años: aumentar su gasto en Defensa en 21.348 millones de euros para alcanzar el 2% del PIB en 2029, según las proyecciones del Sindicato de Técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha). En 2025, el gasto proyectado en Defensa es de 21.029 millones de euros, representando un 1,32% del PIB.
Para cumplir con el objetivo del 2% del PIB, se requiere una aceleración del gasto: 5.098 millones de euros adicionales en 2025, 8.125 millones en 2026, 5.417 millones en 2027, y 2.708 millones en 2028. En 2029, España debería destinar 31.863 millones de euros a su presupuesto de Defensa.
Actualmente, España se sitúa en el antepenúltimo puesto de gasto en Defensa dentro de los países de la OTAN, superando solo a Bélgica y Luxemburgo. Esta situación ha salido de nuevo al debate público a medida que el escenario geopolítico se torna incierto, especialmente tras cambios en la política exterior de Estados Unidos. Según Pedro Méndez de Vigo, general en la Reserva, en 2014, cuando se empezó a discutir este objetivo del 2%, la percepción de la seguridad era distinta y España enfrentaba las secuelas de la crisis económica de 2008.
En la Unión Europea, la necesidad de incrementar el gasto en Defensa ha encontrado consenso. Líderes como Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, han sugerido la posible relajación de las reglas fiscales, una medida similar a la adoptada durante la pandemia, para acomodar este incremento necesario. Valdis Dombrovskis, comisario europeo de Economía, también ha abogado por medidas que permitan a los países aumentar su inversión en Defensa.
Diego Martínez de Fedea ha apuntado que utilizar recursos comunitarios y mutualizados, o incluso ceder tramos de impuestos a Europa, podría ser el camino más viable para financiar este gasto. A su vez, señala la posibilidad de colaborar más estrechamente con I+D+i a través de alianzas público-privadas como un método eficaz para ampliar los fondos disponibles.
Por su parte, Salvador Marín del Consejo General de Economistas sugiere que los fondos no ejecutados de los Next Generation podrían ser una fuente de financiamiento alternativo.
Sin embargo, la ejecución de estos gastos no es sencilla. Las restricciones burocráticas y la falta de un presupuesto aprobado en España dificultan la implementación, según advierte Méndez de Vigo. Pese a esto, el consenso parece inclinarse hacia una financiación conjunta con la Unión Europea para sortear estos obstáculos.
El debate sobre la financiación de la Defensa también tiene una dimensión social. Mientras Méndez de Vigo afirma que la sociedad española podría estar más receptiva al aumento del gasto debido a la nueva realidad geopolítica, Martínez de Fedea alerta que todavía queda trabajo por hacer para lograr la comprensión ciudadana sobre la necesidad de incrementar la inversión en Defensa.
Para algunos economistas, como Marín, la Defensa debería considerarse un tema de Estado. Diversos expertos apuntan que educar al público sobre la importancia estratégica de la inversión en Defensa es crucial para el futuro. En cualquier caso, queda claro que el incremento del gasto en Defensa se posiciona como una prioridad en la agenda nacional e internacional de España.
Fuente: Gestha