Hace 25 años, un trágico suceso marcó la vida de la hija de un periodista asesinado por una banda terrorista. A pesar del paso del tiempo, el «dolor íntimo» de aquella pérdida sigue presente en sus recuerdos, que permanecen tan «vívidos» como el primer día. La brutalidad del acto no solo silenció una voz crítica, sino que desgarró el núcleo familiar, dejando huellas imborrables en todos los afectados. La conmemoración de este aniversario ha reavivado las emociones de aquel fatídico día, recordando el impacto duradero de la violencia en las vidas de las víctimas y sus seres queridos.
A lo largo de los años, la hija del periodista ha luchado por encontrar su camino en medio del dolor persistente. La herida emocional que sufrió ha sido una constante en su vida, influyendo en sus perspectivas personales y profesionales. Sin embargo, también ha mostrado una resiliencia notable, convirtiendo su sufrimiento en una fuerza para abogar por la paz y la justicia. La memoria de su padre sigue siendo un faro de inspiración, guiando su compromiso en la lucha contra el olvido y el silencio impuesto por el terror, mientras busca perpetuar el legado de valentía y verdad que él dejó atrás.
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