Los accidentes cerebrovasculares y cardiacos son eventos críticos que pueden ocurrir de manera repentina, pero a menudo vienen precedidos de síntomas claros que pueden salvar vidas si se actúa a tiempo. Un síntoma característico de un posible derrame cerebral es la flacidez facial, que se presenta con una sonrisa torcida o un párpado caído, indicando un flujo sanguíneo insuficiente al cerebro. Además, dificultades en el habla, como arrastrar palabras o problemas para recordar términos, son señales de alerta de posibles accidentes cerebrovasculares, accidentes isquémicos transitorios (AIT) o problemas con la arteria carótida.
Por otro lado, el dolor o malestar repentino en el pecho puede ser un signo de un ataque cardíaco inminente, especialmente si el dolor se irradia hacia el brazo, cuello, mandíbula, espalda o estómago. Esta sensación, que puede venir acompañada de sudoración, mareos o malestar general, requiere atención médica urgente. También, la hinchazón en los pies, tobillos o pantorrillas puede ser indicativa de insuficiencia cardíaca, un signo de que el corazón no está bombeando sangre de manera adecuada, dando lugar a retención de líquidos. Reconocer estos síntomas tempranamente y buscar ayuda médica inmediata es crucial para prevenir consecuencias graves.
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